La importancia del plancton radica en que es la base de la cadena
alimenticia en los cuerpos acuáticos, para lo cual requiere la energía
solar y nutrientes para conformar una comunidad que normalmente se
dispersa a la voluntad de los movimientos del agua (su etimología
significa "errante"), aunque existen formas con flagelos o estructuras
que les permite cierta movilidad y pueden presentarse en diferentes
profundidades en la columna del agua. Su principal división se
fundamenta en si tiene un origen bacteriano, vegetal o animal, para lo
cual se le denomina bacterioplancton, fitoplancton o zooplancton,
respectivamente. El fitoplancton, como el resto de los vegetales,
produce su propio alimento a partir de la energía solar y de la adición
de nutrientes. El zooplancton, por su parte, requiere alimentarse de
fitoplancton y bacterias para su desarrollo. Al zooplancton se le
agregan pequeñas larvas de animales que en su juventud o adultez pueden
formar parte de otras formas de vida, como peces, anémonas, corales,
entre otros, mientras que por otra parte está el zooplancton que así
permanecerá por el resto de su ciclo vital. Durante la década anterior,
se realizaron diversos estudios para incorporar el plancton directamente
a la dieta del humano, lo cual se empieza a hacer una realidad con los
aditivos de plancton en los alimentos balanceados, aunque hasta ahora es
más común en animales
David Fernández Alcoba, Victoria del Pozo Franco, Sandra Borreguito Rivas, Sergio López Sanz, Marcos Roa Escobar, TeReSuNi.
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